La amenaza del esquí aumenta en La Covatilla, Revista El Ecologista nº 42,
Carlos J. Lumbreras, Ecologistas en Acción de Salamanca

La Sierra de Béjar y Candelario, situada al sur de Salamanca, al oeste de la Sierra de Gredos, forma parte de la Cordillera Central, presentando similares mismas características geológicas y geomorfológicas. Así, está constituida por materiales antiguos (granitos) y fue fracturada durante la Orogenia Alpina en bloques, jugando las fallas un papel primordial. El juego de este conjunto de fracturas condicionó el relieve en grandes bloques, posteriormente remodelados por la erosión cuaternaria, donde destaca la acción glaciar y fluvial. De la primera son consecuencia los circos y lagunas y del segundo los profundos valles cubiertos por frondosos bosques.

Estos bosques son los propios de una zona montañosa mediterránea con fuerte influencia atlántica y centroeuropea, con un importante componente endémico: robledales de rebollo, junto a castañares que se entremezclan con pinares de repoblación, en su mayor parte de Pinus sylvestris. Cerca de los arroyos, el rebollo se mezcla con diversas especies ribereñas, abedul, aliso, fresno, sauce, álamo temblón, majuelos, servales, avellanos, arándanos…

Entre los mamíferos de esta sierra destacan el jabalí, gato montés, jineta y otros mustélidos, tejón y nutria –cada vez más difícil de observar–, la musaraña bejarana y el desmán de los Pirineos, que habita en las partes más altas. En cuanto a las aves, se han inventariado numerosas especies, destacando el alimoche, buitre leonado, águila real, águila perdicera, pechiazul…

Pero, en contradicción con estos valores naturales, el Ayuntamiento de Béjar y la Junta de Castilla y León, al tiempo que frenan su declaración como Parque Natural, impulsan la ampliación de la estación de esquí de La Covatilla, lo que supondrá la destrucción de importantes valores ecológicos en un espacio natural declarado ZEPA e incluido en la Red Natura 2000.

Más esquí y nieve artificial

En las montañas del centro peninsular el esquí adolece, año tras año, del espesor de nieve necesario. En el oeste del Sistema Central los macizos son bajos para un deporte de estas características: la cumbre mayor está representada por los 2.438 m de La Ceja en la Sierra de Béjar, con una reducida capa de nieve para el esquí, agudizada hoy por unas temperaturas en el invierno al alza, y el efecto térmico del calentamiento global.

A ello hay que añadir que las condiciones de acceso y visibilidad para el esquí se ven frustradas durante muchos días por la confluencia de hielo persistente en la carretera y con el temido “manguito” –un hielo que se forma en torno a los cables de los remontes, causando graves desperfectos por el peso que se acumula en los cables de acero–. Además, están las fuertes ventiscas y las nieblas originadas por las condiciones orográficas locales. Así, en los dos últimos años el complejo de esquí de La Covatilla tuvo que cerrar sus puertas muchos días por estos motivos.

Hay que reconocer el éxito de promoción y asistencia de visitantes a los servicios de la cafetería, pero no así en cuanto al funcionamiento regular de las instalaciones para la práctica del esquí. El balance de tres años en términos económicos y deportivos se escribe con números rojos, por lo que cabe preguntarse si es razonable prescindir irreversiblemente de los valores naturales de las cumbres de Béjar para disfrutar de unos servicios de restauración, y, encima, a un precio alto. No olvidemos que el desembolso proviene de los dineros públicos con los que se cubren unos servicios que suponen un auténtico derroche.

Desde Ecologistas en Acción creemos que no merece la pena tanto descalabro económico y ambiental para tan ridícula utilidad: el saco sin fondo, en donde se han enterrado cerca de 8 millones de euros públicos (más de 1.300 millones pta.), sigue abierto. Mientras tanto, toda la comarca de Béjar envejece sin recibir apoyo institucional ni financiero para cubrir sus necesidades básicas y de futuro.

Una falsa disyuntiva

Algunos grupos interesados vienen planteando la situación como si la comarca de Béjar sólo tuviera dos salidas: esquí en La Covatilla o subdesarrollo y despoblación para la gente de estos pueblos. Así lo afirman los Alcaldes de Béjar y de Candelario: el futuro Parque Natural de Sierra de Candelario, dicen, debe prescindir del terreno sobre el que se asienta el complejo turístico de esquí de La Covatilla. Quedará, así, una zona importante del territorio, del paisaje y de la biodiversidad de las altas cumbres de la sierra salmantina fuera del espacio natural protegido, y por tanto como un parque descafeinado y cínico, al margen de la futura Red Natura 2000.

La zona en cuestión está siendo propuesta como LIC de dicha red (además de ser ZEPA). El valor ambiental de la sierra está inventariado por la propia Consejería de Medio Ambiente, reconociéndola como singular y representativa de las altas cumbres de la Comunidad: se da la conjunción de un paisaje de glaciarismo único, de flora endémica con formaciones vegetales de perfil alpino, y de una riqueza destacable en mezcla de fauna eurosiberiana y mediterránea.

Ecologistas en Acción ya denunció que si el proyecto era ampliado, sería evaluado nuevamente como causante de un impacto severo e irreversible, y que de nuevo no superaría la evaluación ambiental. La nueva Evaluación de Impacto Ambiental, eso sí parcial al considerar sólo el aparcamiento (para un total de 293 coches) y no la ampliación de las pistas (que pasan de 4 a 11), fue informada técnicamente como negativa; pero luego se tornó en favorable por decisión política.

Al mismo tiempo, se vulnera la Declaración de Impacto Ambiental inicial sin que la administración intervenga de oficio, pues se han instalado cañones de nieve artificial y están apareciendo nuevas edificaciones, todo ello como “mejoras de los servicios de la estación”. La Junta de Castilla y León vuelve a jugar con las ilusiones de los vecinos y amantes de la sierra, pero sin comprometerse en nada esencial: habla de proteger, actúa para destruir; su credibilidad está ya por los suelos al optar por la estación de esquí y postergar el Parque Natural y la Red Natura 2000 en la provincia de Salamanca.

Hay salidas

Estamos convencidos de que hay una salida de consenso, la del sentido común, y en los términos de un desarrollo sostenible sin exclusiones. Ecologistas en Acción viene planteando que el Centro Turístico Sierra de Béjar no debe cerrarse, sino reconvertirse en una explotación racional. La sierra está plagada de rincones excelentes para el esquí de fondo y de travesía, aptos para el mejor senderismo y montañismo, como históricamente se ha practicado a través de sencillos circuitos y sendas, donde caben el respeto a la excepcionalidad natural y al atractivo ocioso, turístico y deportivo durante todo el año y a largo plazo.

Estaríamos todos de acuerdo en fijar un número máximo de usuarios, en situar el aparcamiento, necesario, en los pueblos de abajo y organizar un acceso colectivo hasta los altos de la sierra. El Parque Natural facilitaría la regulación de unas instalaciones así concebidas, junto a edificios modestos, pero seguros y cómodos, y en armonía con el paisaje, lejanos de los pelotazos urbanísticos e invasores que se avecinan en La Hoya o Navacarros, y con todos los servicios de ocio y generadores de riqueza en aquellos términos municipales de su ámbito de influencia socioeconómica.

Añadámosle imaginación y voluntad política, e incluyamos la promoción adecuada de los recursos naturales insólitos que hay a lo largo de la Vía de la Plata y sus pueblos, la reapertura de tramos de tren de turismo verde, o el dar a conocer por Internet lo que ofrece la comarca al amparo de la Red Natura con centros de interpretación y el diseño de rutas por todo el espacio, de la mano de la etiqueta de calidad que proporciona el Parque protegido. Éste es el camino emprendido, sin ir más lejos, por muchas zonas de Castilla y León para fijar población en el medio rural y crear empleo en sus pueblos (Sanabria, Duratón, Río Lobos…).

Por el contrario, un paisaje natural transformado en un polígono industrial, en cotas de 2.000 metros, resulta irrecuperable. El desarrollo de la zona no puede impulsarse con el crecimiento megalómano y antiecológico de la estación de esquí de La Covatilla, ruinosa en su viabilidad económica y ambiental, sino con la apuesta sincera y comprometida de la Junta de Castilla y León para asentar a la población y facilitar las condiciones que traigan riqueza.

Un proyecto así, que mime el paisaje y los valores ecológicos de los hábitats serranos, y los ponga al servicio del dinamismo social y económico, es posible en La Covatilla. Ésta es la verdadera estrategia que Ecologistas en Acción siempre ha perseguido al estar presente en el debate, lejos de entorpecerlo, con la intención de desvelar las causas y los causantes de modelos egoístas e intentar reconducirlos hacia soluciones que, en palabras de Eduardo Martínez de Pisón, “agranden la protección y acantonen el deterioro”.

Por ello, ante el anuncio de la Consejería de Medio Ambiente para abrir un debate sobre la compatibilidad técnica, ambiental y socioeconómica del complejo turístico de esquí La Covatilla-Sierra de Béjar con el futuro Parque Natural de Candelario-Béjar, Ecologistas en Acción de Salamanca ha expresado a las instituciones y agentes locales su total disposición a colaborar en la elaboración del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, en la convicción de que redundará en una definición sostenible del futuro Parque, en beneficio de los vecinos de los pueblos afectados y de la naturaleza de la alta montaña de Salamanca.