El domingo 22 de septiembre se vuelve a celebrar el Día sin Coches. Sin embargo, las más de 300 ciudades españolas que participan en esta iniciativa, colofón de la Semana Europea de la Movilidad, seguirán llenas de automóviles. Y ello, en buena medida, porque se ha renunciado a limitar el tráfico de automóviles (verdadero núcleo de la campaña) y a organizar la movilidad urbana basándose en el transporte público y en los medios alternativos y no motorizados. Entre tanto, los ciudadanos seguirán sufriendo las consecuencias, en pérdida de salud y calidad de vida, que genera la movilidad basada en el coche.

El Día sin Coches es una convocatoria de ámbito internacional, apoyada desde el año 2000 por la Comisión Europea. En teoría, se plantea como una jornada educativa, en la que se puedan ensayar diferentes formas de organizar la movilidad sin tanto coche. Pero, a pesar de sus cercanos comienzos, el Día sin Coches ha perdido empuje y contenido en manos de unos gobiernos municipales, pero también autonómicos y central, sin olvidar a la Comisión Europea que lo patrocina, que en su gran mayoría continúan desarrollando una política de movilidad que favorece la circulación de coches como principal modo de transporte urbano y metropolitano.

Nada hace pensar que 2013 vaya a suponer un cambio en esta tendencia de declive: renuncia a realizar cortes de tráfico (en las primeras convocatorias resultaba obligatorio cerrar zonas al tránsito motorizado para que una ciudad se pudiera apuntar a esta iniciativa, pero ahora es solo una recomendación), actividades improvisadas y de escasa incidencia, falta de planificación del transporte público o de medidas a favor de peatones y ciclistas, escasa o inexistente implicación de las organizaciones sociales, ausencia de una campaña de información a la ciudadanía… resultan la tónica general en nuestras ciudades.

Es cierto que buena parte de los políticos hablan de movilidad sostenible, pero no es menos verdad que por cada euro que se invierte en movilidad alternativa muchos más se gastan en favorecer el uso del automóvil. El resultado, como demuestran las encuestas de movilidad, es que en nuestras ciudades y zonas metropolitanas cada día utilizamos más el coche y menos el transporte público, si bien en algunos centros urbanos sí se han llevado a cabo políticas de limitación del automóvil. Incluso ahora, en época de crisis, con un descenso desde 2008 en la movilidad, se comprueba que el uso del transporte público se ha reducido más que la utilización del automóvil, algo a o que no son ajenas las subidas abusivas de los precios del transporte público y los recortes en servicios y frecuencias.

Ante esta situación, Ecologistas en Acción quiere recordar la gravedad de los problemas ambientales que la preeminencia del automóvil provoca en la ciudad: contaminación del aire, ruido, atropellos, sedentarismo, falta de espacio para otros usos de la calle…

Por ello, Ecologistas en Acción destaca la importancia de elaborar planes de movilidad sostenible en nuestras ciudades y áreas metropolitanas, realizados con participación ciudadana, que actúen limitando el estacionamiento y circulación de automóviles, al tiempo que refuerzan y mejoran los transportes públicos y dan facilidades para desplazarse a pie y en bicicleta. Y desde luego, hace falta que el Día sin Coches, de verdad, sea un día sin automóviles.