Ecologistas en Acción denuncia que Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura se lanzan a la reintroducción sin enfrentar los problemas que hacen peligrar la especie.

Reintroducir el lince sin actuar sobre los problemas que ponen la especie en peligro, como atropellos, trampeos y envenenamientos. Es una fórmula abocada al fracaso y el despilfarro, como denuncia Ecologistas en Acción. Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía se lanzan a un programa, con fondos europeos y mucha publicidad, para liberar ejemplares, pero no hacen los deberes para garantizar su supervivencia. El tema se denunciará en reuniones con parlamentarios europeos.

El inicio de las sueltas de linces en las provincias de Ciudad Real y Badajoz, las ya realizadas en Andalucía y las previstas en otras zonas como los Montes de Toledo o Cáceres, van acompañadas con profusión de medios publicitarios que anuncian el previsible éxito de dichas introducciones y el compromiso con la especie. Después de años en los que se ha dado la espalda al lince, en especial fuera de Andalucía, y de consentir que se extinguiera en zonas de presencia estable reciente como eran los Montes de Toledo, el norte de Cáceres o el norte de Sierra Morena, ahora se invierten ingentes fondos a través del proyecto Life Iberlince sin haber cumplido las premisas que deben guiar toda reintroducción.

Es requisito previo eliminar o, al menos, controlar de los factores que han llevado a declarar el peligro de extinción de dicha especie. También deben incrementarse as medidas de protección antes de iniciar la reintroducción de una especie. Así lo especifican la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Estrategia Nacional para la Recuperación del Lince Ibérico.

Los documentos técnicos sobre la situación del lince y las memorias de los planes de recuperación señalan que la especie ha sido y es atacada por tres flancos. En primer lugar sufre una elevada mortalidad no natural provocada por lazos, venenos y cajas-trampa, usados como métodos de control de predadores, y también por los atropellos. En segundo lugar le afecta el deterioro y fragmentación de los hábitats y la escasez de espacios adecuados para criar y alimentarse. Grandes infraestructuras, intensificación de la caza y vallados destacan en este punto como principales factores de amenaza. Por último, el lince ha visto reducida la disponibilidad de su presa principal, el conejo, a lo que han contribuido las enfermedades y, de nuevo, la mala e intensiva gestión cinegética.

Las Comunidades Autónomas, como principales responsables de la gestión de la especie, no han puesto límites y controles a las situaciones que impactan sobre el lince. Incluso las han incentivado y promovido, como ponen de manifiesto casos recientes.

En Andalucía se han disparado los atropellos. En Castilla-La Mancha los sistemas de control de predadores han extinguido una población que oficialmente se cifraba en 15 ejemplares en 2008. En Extremadura han bastado unas semanas desde la liberación de los primeros linces para ver como uno moría envenenado.

Es evidente que las administraciones no han hecho los deberes limitando o controlando los principales factores de amenaza para la especie y, sin embargo, no han tenido reparos en lanzarse a un multimillonario proyecto de reintroducción.

Castilla-La Mancha ha sorteado las Directrices del Ministerio para autorizar en cotos de caza de zonas linceras métodos de control de predadores como los lazos al paso, Wisconsin o en alar. Allí se está tramitando una revisión del plan de recuperación en el que se abre la vía para autorizar nuevos vallados cinegéticos y cotos intensivos y se dejan fuera de las zonas críticas de la especie más de 100.000 hectáreas en el corazón de los Montes de Toledo y Sierra Morena. La Comunidad Autónoma ha relajado la persecución de cebos envenenados.

Extremadura sigue una política similar a la de Castilla-La Mancha en relación al control de predadores. Ha negado la gravedad del problema del uso de venenos dentro de su territorio hasta la muerte de un lince. Solo entonces los responsables autonómicos han reunido al grupo de trabajo encargado de elaborar un plan de acción.

En Andalucía sigue vigente el problema de los atropellos y no se actúa para eliminar los abundantes puntos negros existentes.

Ecologistas en Acción considera que vistos los fracasos y los pasos atrás que han dado Comunidades Autónomas como Castilla-La Mancha y Extremadura en materia de protección y recuperación del lince ibérico no se puede garantizar el éxito de las reintroducciones iniciadas y difícilmente el futuro de las poblaciones existentes. No es de recibo que se gasten ingentes cantidades de dinero en costosos y publicitarios proyectos de reintroducción cuando lo que se necesita es la firme voluntad de las administraciones para gestionar adecuadamente el territorio y la especie.

Por todo ello solicitará al Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente y a la Unión Europea que abandonen su actitud complaciente en el control del uso de los fondos que se dedican al lince y que adopte una actitud exigente de cara a que no se rebaje el nivel de protección de la especie y sus hábitats y a que se pongan en práctica medidas concretas que eliminen las malas prácticas en la gestión cinegética y reduzcan los atropellos.