Entre el viernes y el domingo se han registrado 10 superaciones del umbral de información, en Noia y Ourense, sin el preceptivo aviso a la población más sensible

Con la nueva ola de calor de los últimos días, el intenso tráfico motorizado que soportan las principales ciudades y carreteras gallegas y el incremento del consumo de electricidad producida en centrales térmicas de carbón por el uso de aire acondicionado han provocado que como sucediera hace un mes se vuelvan a disparar los niveles de ozono, sin que la Administración haya adoptado las medidas legalmente previstas para proteger a la población.

El viernes y sábado se produjeron en las Rías Bajas 9 superaciones del umbral de información de ozono troposférico, establecido por la normativa en 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire, como media horaria. Todas estas superaciones se produjeron en la estación de control de la contaminación de Noia, titularidad del Gobierno de España. La máxima contaminación se registró a las 11 de la noche, con 228 microgramos por metro cúbico.

También el viernes se registró otra superación del umbral de información en la estación de la Xunta de Galicia en el Campus de Santiago de Compostela, donde a las 7 de la tarde se alcanzaron 183 microgramos de ozono por metro cúbico de aire. Finalmente, el domingo se registro una última superación del umbral de información en la estación de control de la contaminación de La Alameda, titularidad del Ayuntamiento de Ourense, con una concentración de ozono de 200 microgramos por metro cúbico a las 7 de la tarde.

Las estaciones de Noia, Campus y La Alameda son representativas de la calidad del aire de las zonas Sur das Rías Baixas, Santiago y Ourense, respectivamente, con una población total de 600.000 habitantes, y donde en la primera de las cuales durante el viernes decenas de miles de personas disfrutaban de un día de playa desarrollando actividades de riesgo al aire libre que han puesto en peligro su salud.

La previsión de la superación del umbral de información obliga a las autoridades competentes a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, tales como niños y niñas, personas mayores, mujeres gestantes o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares, de que se protejan evitando en las horas centrales del día y a la caída de la tarde cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio.

No obstante, la Xunta de Galicia sólo informó el viernes de la superación en la estación de Santiago de Compostela. En cambio, ni la Xunta, ni el Ministerio de Medio Ambiente ni el Ayuntamiento de Ourense han difundido ningún aviso a la población durante el episodio de elevada contaminación por ozono en el Sur de las Rías Baixas y la capital ourensana, incumpliendo su obligación legal y dejando desasistidos al medio millón de habitantes y las decenas de miles de visitantes de la primera de las zonas afectadas.

Reiterando lo sucedido el pasado 17 y 18 de julio, Ecologistas en Acción considera que se trata de una grave negligencia de las autoridades autonómica, central y municipal, que deberían estar coordinadas ante estas situaciones de emergencia.

Este episodio de elevada contaminación se suma a la producida como consecuencia de los incendios forestales que asolan Galicia en los últimos días, que además de los daños ecológicos y económicos directos ocasionados han provocado un aumento notable de los niveles de partículas en el tercio occidental de la Comunidad.

El ozono troposférico, también conocido como ozono «malo» por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias.

Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares.

La OMS estima en 1.800 los fallecimientos prematuros anuales en España producidos como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados estos días. El ozono, además de para las personas, es también tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.