Es posible un diseño urbanístico y de transporte urbano menos despilfarrador de energía y más grato para la gente.

Vicent Torres, profesor de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia. Revista El Ecologista nº 50.

Freiburg es una ciudad del sur de Alemania que viene destacando en sus actuaciones enfocadas hacia la sostenibilidad. Con 204.000 habitantes, conoce un rápido crecimiento, que está siendo ordenado para prevenir la dispersión residencial, manteniendo una densidad media-alta y mucho espacio libre. De las 15.306 hectáreas del término municipal, el 40% está edificado, el 10% está ocupado por el viario y el 50% son espacios verdes (42% áreas forestales, 3% parques, 5% viñedos).

El casco histórico (centro administrativo y comercial) está completamente peatonalizado, rodeado por una ronda de circulación con aparcamientos periféricos. Sólo se permite el acceso motorizado a la carga y descarga (limitada a una franja horaria), a los residentes y a los clientes de los hoteles. En el ensanche, de escasa altura (3-4 plantas) y con mucho arbolado, el aparcamiento en la calle está, por lo general, reservado a los residentes.

Desde mediados de los 80, la ciudad se planteó una estrategia regional de protección ambiental, para reducir las emisiones de CO2 en un 20% para el año 2010, mediante la energía solar y el ahorro energético. El transporte público ofrece una potente red integrada, basada en el tranvía (que entra en el casco histórico) y el tren suburbano. Existen 160 km de pistas para bicis. Hay recogida selectiva de residuos, y se ha generalizado la producción descentralizada de energía eléctrica, en las viviendas y edificios públicos. Los nuevos edificios están obligados a cumplir unas normas energéticas de bajo consumo, y a integrar el aprovechamiento pasivo y activo de la energía solar.

La economía está muy diversificada. Es una ciudad turística de gran atractivo, y también un centro industrial, que atrae crecientemente un tipo de empresas que sintonizan con las preocupaciones ambientales municipales, y muy vinculadas con la investigación universitaria: biotecnología, energía solar… Se calculan en unos 10.000 los puestos de trabajo existentes en sectores relacionados con el medio ambiente.

Dos nuevos barrios

Las actuaciones más destacables son la creación de nuevos barrios con criterios ambientales y sociales muy avanzados. Ya a mediados de los 80 se puso en marcha el barrio de Rieselfeld, proyecto piloto que aprovechaba un gran espacio en desuso situado en la periferia de la ciudad. La mayor parte se dedicó a crear una reserva natural de 250 hectáreas, y 78 ha se destinaron a desarrollar un área residencial con 4.500 viviendas, para unas 12.000 personas. En 1991 se lanzó un concurso de ideas sonde se exigía una tipología edificatoria variada (unifamiliares y apartamentos), con un aprovechamiento activo y pasivo de la energía solar, la utilización de técnicas constructivas y materiales de bajo consumo energético, y la reducción de los desplazamientos urbanos mediante la proximidad de las residencias a los equipamientos y los puestos de trabajo, así como un sistema de transporte que privilegiaba los desplazamientos peatonales, ciclistas y en transporte público.

Se aseguraba el acceso al centro en 15 minutos, mediante un carril bici y una línea de tranvía, pero se preveían todos los servicios necesarios para convertir el barrio en una comunidad independiente funcionalmente, y evitar la creación de un barrio dormitorio. En un vecino polígono industrial existían 5.000 puestos de trabajo, y se crearon otros 1.000 en el interior del barrio. Una buena parte del mismo está cerrada a los automóviles, teniendo el carácter de barrio sin coches. El aparcamiento de los que tienen automóvil (bastante innecesario) se sitúa en la periferia del barrio.

La experiencia sirvió para mejorar el siguiente proyecto, el del barrio Vauban. En 1992 el Ayuntamiento adquirió las 34 hectáreas que habían quedado vacantes por el abandono de un cuartel, para llevar a cabo un proyecto emblemático desde los puntos de vista social y ambiental. Los objetivos principales que se marcaron fueron en parte coincidentes con la experiencia anterior: construcción de bajo consumo energético, la coexistencia de residencias y puestos de trabajo, y la prioridad a los desplazamientos a pie, peatonales y en transporte público. Se añadían los de conseguir una mayor heterogeneidad social, una distribución armoniosa entre casas y áreas públicas, la protección de arbolado existente, la reutilización de las aguas de lluvia, y la creación de sistemas de calefacción centralizada. La construcción fue planificada en tres fases, a desarrollar entre 1998 y 2006, y comprendía 2.000 residencias para un total de 5.000 personas, con una serie de actividades económicas con un potencial de 500-600 puestos de trabajo.

Todos los edificios deben satisfacer las normas de bajo consumo energético, que fijan los límites anuales para el consumo energético destinado a la calefacción en 65 kWh/m2. Algunas casas en hilera, orientadas en el sentido norte-sur, y dispuestas de manera que no sean sombreadas por los edificios próximos, tienen un funcionamiento pasivo óptimo, y consumen menos de 15 kWh/m2 en calefacción. Todos los edificios residenciales son servidos por una instalación central de agua caliente aprovechando biomasa y energía solar, mientras que las “casas solares pasivas” están alimentadas al mismo tiempo por instalaciones independientes solares.

Participación social

Se fomentó la participación social en el proyecto, a través del Foro Vauban, creado en 1994, que ha implicado a cerca de 300 personas, proponiendo iniciativas, y llevando campañas de información sobre la arquitectura ecológica, asistencia para el ahorro energético, y apoyo a propietarios-promotores. En 1994 se creó GENOVA, una cooperativa especializada en la construcción de viviendas ecológicas de bajo coste, y con participación de los residentes, que ha construido algunas de los edificios del nuevo barrio. Se recuperó un grupo de 10 edificios preexistentes, transformados en residencia de estudiantes, un centro de acogida para inmigrantes, y la sede del Foro Vauban, transformado en asociación de residentes. La administración municipal planteaba desde un principio que “todos debían tener la oportunidad” de convertirse en residentes del nuevo barrio. Para ello se puso en marcha un proceso abierto y transparente de selección, con ayudas financieras previstas.

El papel de las zonas verdes ha sido privilegiado en el diseño urbanístico: un importante número de árboles de gran porte han sido conservados e integrados; unas amplias zonas verdes (de 30 metros) se han establecido entre los edificios; en el interior del barrio se han reservado una serie de áreas verdes y de juego, destinadas a los niños, así como para la actividad deportiva.

El barrio ha sido diseñado para reducir la necesidad y la longitud de los desplazamientos, con centros de trabajo, de enseñanza, servicios y lugares de ocio relativamente próximos. Las paradas de transporte público no distan más de 500 metros de ninguna casa, así como los aparcamientos periféricos. La mayoría del barrio es una zona libre de coches: los automóviles no pueden penetrar en el barrio más que por su calle principal, y no hay travesías que permitan altas velocidades o atajos. El centro urbano está conectado mediante un carril bici y un tranvía a lo largo de la avenida central del barrio, que conectará con el ferrocarril regional.